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De régimen de consecuencias a según

Valentín Medrano Peña.

¿Si ahora se me ocurriera afirmar que el gobierno dominicano actual es violador de los derechos humanos qué me dirías?

Si dijera que la ex procuradora doña Miriam Germán permitió graciosamente la violación de derechos a la dignidad y la locomoción, ¿Me creerías?

Si tildara a la actual cúpula del Ministerio Público de abusadores de derechos, afectadores de la dignidad de las personas, violadores de la Constitución y las normas, ¿Me llamarías fanático?

Pues es lo que probó y sentenció el Tribunal Constitucional en su sentencia TC/00225/25, en la que afirma que llamar con nombres despectivos a los procesos produce todo cuanto he afirmado aquí.

Desde siempre he dicho que tenemos ídolos de barros, y que se exalta la mentira bien vendida, los bloff y a los transgresores de la misma forma que a sus antítesis los bienhechores.

Hace unos años pocos, debemos recordar, que el cuestionamiento fue a las denominadas ‘alertas migratorias’ que doña Miriam decía no aprobar pero que permitió y aún se permite por designio del Presidente o su permisión, pues es algo administrativo de funcionarios bajo su cargo y con la anuencia del Ministerio Público., es decir, violación consciente de las normas por el solo hecho de que pueden.

Para unos pocos en principio, con el pensamiento general turbado por las trompetas publicitarias que santificaban todo lo que se hiciera para perseguir a los vendidos como infractores al todo indeseable, a esos originarios pocos, les hacía ruido el que se redujera a humanos a espectros y epígrafes de animales marinos o cosas, una aberrante práctica que minimizaron los encargados de proteger los derechos humanos, las organizaciones civiles y el gobierno. Todo era bueno pues se hacía bajo la sagrada dirección de la santificada doña Miriam Germán y con el timón en manos de Yeni Berenice Reynoso, ¿Qué podía estar mal o ser inmoral, inhumano o ilegal?

Defendieron a la saciedad su derecho a denigrar, mostrando el verdadero compromiso de este gobierno con los derechos humanos, es decir, ninguno. Y aquellos que elevábamos la voz éramos callados por el ruido de miles de bocinas y millones de pesos de nuestros impuestos.

Hoy, ya está claro y sentado constitucionalmente que tenemos una cúpula de ministerio público conculcador de derechos, afectador de garantías y violador de los derechos humanos en su versión la dignidad humana.

Pero los jueces dominicanos, el Poder Judicial, lo permitió, sancionó en contrapelo con la solicitud de auxilio ante una evidente afrenta y arbitrariedad. En su afán por lucir bien ante el poder del gobierno el poder judicial, lo escribí en minúsculas, se arrodilló y arrodilla no ante un poder del estado como el mismo sino ante un órgano apéndice del gobierno.

Gobierno, Ministerio Público apéndice y poder judicial en minúsculas, deben pedir perdón no a los imputados ajados y afectados sino a la ciudadanía que ahora sabe claro que no todo lo que afirma el funcionariato es cierto, que las acusaciones no necesariamente son veraces y que en ella se vierte mucho de odio y venganza de los actuales empoderados, pero ciudadanía que requiere un mea culpa de parte de los protagonistas de la ignominia.

Jejeje, sé que es utópico, estoy soñando despierto. Harán lo mismo de siempre, justificarse, maquillar la verdad y vivir en su eterna falsedad y evasivas, pues citando a un citable digo: ‘Son sinceros mintiéndonos’.

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