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Código Penal: Ideología patriarcal y dictadura machista

Narciso Isa Conde.

Por Narciso Isa Conde

Es importante conocer las razones, las causas o intereses que motivan determinadas actitudes de las Cámaras Legislativas; pretensiones abusivas y perniciosas contra derechos fundamentales de la población femenina.

Vale esta reflexión en el caso del abordaje del Código Penal por el Senado y por la Cámara de Diputados, cuando recientemente votaron a favor de limitar la tipificación del delito de feminicidio a solo tres circunstancias en las siguientes circunstancias:

a) Cuando la víctima presenta signos de violencia sexual, mutilación genital o cualquier otro ensañamiento.

b) Cuando su cuerpo sea exhibido en un lugar público.

c) O cuando sea resultado de ritos grupales.

Así consta en su artículo 97. Es decir, esa formulación del tema niega la calificación de feminicidio si el victimario solo mata a sus víctimas, pero no la viola.

Pero además en su art. 126 reduce las penas a la violencia de género en los casos más frecuentes, estableciendo solo de uno a tres años de prisión. También en su artículo 136 la disminuye considerablemente si el violador es pareja de la víctima.

Y para colmo, el proyecto votado en ambas cámaras, mantiene la penalización absoluta de la interrupción del embarazo, aun en caso de violación, incesto, o cuando el embrión no tenga posibilidades de sobrevivir, o el embarazo ponga en riesgo la vida de la mujer.  Su art. 112 excluye las tres causales.

La causa y la motivación de esa manera de desconsiderar y abusar del ser humano mujer, no es otra que la influencia de la ideología patriarcal, machista en quienes dominan ese y otros poderes, dentro y fuera del Estado: congresistas del PRM, PLD, FR, jefes de iglesias, grandes empresarios, directores de medios de comunicación, altos funcionarios civiles y militares. En fin, jerarcas y jorocones.

La ideología patriarcal es el sistema de ideas que le sirve de sustentación a la milenaria supremacía masculina en la historia y en el presente de la humanidad; siempre adecuada al contexto particular de las diversas formaciones económico-sociales y de las correspondientes modalidades de lucha de clase.

 El patriarcado o poder dominante masculino precede al capitalismo como herencia pérfidamente remozada de otras formaciones económicas y sociales, y lo acompaña en sus tiempos modernos.

Es absolutamente funcional a la nefasta vocación de la burguesía por maximizar ganancias y convertir todo en mercancía, incluso los atributos femeninos y el cuerpo de la mujer.

Es funcional a los que actúan jefes de otros y de la sociedad.

Hablar de ideología patriarcal es hablar de una plataforma de conceptos que posibilita la sobre-explotación de las mujeres y la negación de sus derechos como seres humanos a cargo de la clase dominante-gobernante.

Es una ideología que estimula su maltrato sistematizado bajo el criterio de considerarlas «propiedad» o «ser inferior» al servicio de los hombres y del poder masculinizado del gran capital y el Estado bajo su mando.

Es una forma de pensar, de actuar y ejercer el poder que considera a las mujeres fundamentalmente instrumentos de placer sexual, material de cocina y de cama, obligadas a cargar con los cuidados del hogar, como trabajadoras domésticas no remuneradas o inferiormente remuneradas.

Ella se expresa como machismo, opresión y discriminaciones violentas.

Se expresa en desigualdades salariales, negación de oportunidades, maltrato físico-psicológico, torturas, burlas, violencias, feminicidios… partiendo siempre de una diferencia natural que supuestamente las condena irremediablemente a la subordinación y vulneración de sus derechos como seres humanos.

Y esa opresión gravita en todas las edades y ámbitos sociales, y conlleva asignación forzada de roles sociales diferenciados en perjuicio de la población femenina; incluida doble y triple explotación, desconocimiento del trabajo doméstico como generador de riquezas y ganancias a favor del capital, mercantilización del cuerpo y escandalosas supremacías masculinas en las relaciones de poder.

 Esto ha provocado una intensa y significativa oposición en una parte importante de la sociedad dominicana, cada vez más sensibilizada con la necesidad de defender los derechos de la mujer frente a una cultura dominante realmente ominosa; lo que ha entorpecido por momentos y recurrentemente -aun en condiciones de enorme desigualdad de recurso y poder-  la aplanadora patriarcal machista de las Cámaras Legislativas y sus tutores. ¡Buena señal a futuro, vale luchar!

CÓDIGO PENAL Y DICTADURA DE ADULTOS
EL Código Penal desprotege la niñez al despenalizar en su artículo 126 las agresiones a niños/as bajo la consideración de “método disciplinario”.

Ese Código otorga en consecuencia a padres, tutores, maestros el derecho a darles pelas, la imponerles castigos físicos, a maltratarlos física y verbalmente.

Autoriza traumatizarlos/as…hacerlos/as sufrir, a joderle la vida

Las hembras llevan la peor parte, pero muchos niños y niñas son mal tratados/as de palabras y físicamente.

Refranes y motes que los menosprecian, tales como “muchacha de mierda” o “los muchachos hablan cuando las gallinas mean”.

Eso se deriva también del predominio del poder del adulto varón, del jefe de la familia, de la clase dominante y la sociedad.

Esa manera de pensar y actuar se transfiere a las mujeres adultas, madres, madrastas, tutoras, maestras…

Su matriz es lo que en las ciencias sociales se conoce como ADULTOCENTRISMO.

La ideología patriarcal alimenta y se hermana con la clase dominante que asume culturalmente el adulto-centrismo, que implica situar al hombre adulto en el centro de la organización social, económica, política y cultural establecida; siempre en detrimento de las mujeres, niños/as, jóvenes y adultos mayores; provocando aberrantes maltratos contra todos los sectores discriminados y menospreciados.

El sujeto infantil-juvenil (niños, niñas, jóvenes de ambos sexos) es así víctima de una de las opresiones más antigua, más olvidada y menos conocida en sus esencias.

Las sociedades en las cuales, a lo largo de la historia, la persona adulta ha tenido y tiene un puesto o jerarquía superior a las personas más jóvenes y a sus componentes infantiles, han impuesto su dictadura.

Así como la clase capitalista impone su supremacía y reduce a trabajadores y trabajadoras a la esclavitud asalariada…

Así como el patriarcado ha impuesto a lo largo de la historia la idea de que una mujer pertenece al varón con quien se relaciona maritalmente en pareja…

 Esta vertiente de la ideología dominante ha establecido que los niños, niñas y adolescentes pertenecen a las personas adultas que se encuentran a su cargo.

Y cuando esto sucede casi siempre esa persona adulta termina dirigiendo la vida del pequeño o la pequeña, sus gustos, sus emociones, su forma de vestir y de pensar.

Pero, además, las pautas que marcan predominantemente la vida infantil-juvenil, no son diseñadas únicamente desde los hogares (por los padres y las madres), sino que también a nivel nacional por el Estado, las religiones, la política, los sistemas educativos públicos y privados y, en fin, determinados por la cultura e ideología de la burguesía como clase dominante.

El adulto-centrismo se sustenta en el patriarcado, en tanto el adulto varón se constituye en centro de toda la organización social y de su clase dominante, estableciéndose diferentes escalas de discriminaciones:

-Los hombres están sobre las mujeres.

Las personas adultas se hallan sobre las más jóvenes.

 Los y las jóvenes están por encima de los niños y las niñas.

-Los niños se encuentran por encima de las niñas.

-Los niños y las niñas de mayor edad se sitúan por encima de los niños y las niñas de menor edad.

Esto ha acontecido en todas las formaciones económicas y sociales, y pasa -con renovadas energías opresoras- en el capitalismo y en el sistema imperialista actual, que lo hace funcional a su reproducción y lo incorpora a su infernal maquinaria de ganancias y acumulación de capital en detrimento de las necesidades humanas y los anhelos históricos de felicidad colectiva.

Esto implica una supremacía adulta abusiva, una dictadura de los mayores contra infantes, adolescentes y jóvenes… de funestas consecuencias.

Incluso se da al interior de no pocas familias en las que el amor de padre, madre y familiares -en diferentes grados y variadas mezclas según los casos- se combinan, entrecruzan y degradan con el ejercicio del control despóticos, la negación de derechos, el maltrato físico y psicológico, menosprecio, la discriminación, el abandono, la explotación y la reproducción de la ideología dominante de una generación a otra.

Al machismo y al adulto-centrismo le acompañan la homofobia: rechazo, desprecio, exclusión y maltrato a toda orientación sexual que sea la relación hombre mujer y este CODIGO PENAL incluye despenaliza el mal trato a homosexuales…

También el racismo y la xenofobia.

Pena de la vida, pues, si en un mismo ser humano concurren el ser niña, negra y migrante. Y peor aquí, si viene de Haití o tiene ascendencia haitiana.

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