José Ivó es declarado inocente nueve años después de ser encarcelado por el mismo tiempo. Es esa la otra cara. La de la vergüenza colectiva necesaria. La que debería obligarnos a entendernos abusadores ante cada abuso. Buscamos culpables, queremos culpables y creamos culpables para aplacar la sed de venganza y nuestro abigarrado odio intestino. Nadie cree en la PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, quieren condenados y asesinados en “intercambios” de disparos sin apreciar que muchos inocentes son condenados, procesados y matados en las calles a mansalva.
Y luego de condenados los condenados, la sociedad jamás se da el chance de creer que se ha cometido un error en sus casos. El ciudadano que consume noticieros, lee periódicos y navega en redes sociales, lo mismo que los medios de prensa y el sistema penal se niegan a ver las pruebas que apuntan a un error en lo ya decidido. Lo dicho en los tribunales es palabra de Dios, pero no son dioses nuestros jueces, sino abogados bien preparados y humanamente falibles que pueden errar en su apreciación.
En el caso expuesto en el título de este artículo, José Ivó, una persona presuntamente convicta por haber pagado para matar o otra persona en Brasil, fue declarado inocente luego de haber sido declarado culpable y habitar una cárcel por nueve años. Es uno de miles de casos ocurridos, los Mandela, Lula y Mujica incluidos. Respecto a José Ivó, las reacciones en redes, incluido el canal nacional de Instagram del destacado comunicador y mercadólogo Alfredo de la Cruz, son de consternación. La pregunta más frecuente es, ¿Y ahora quién le pagará por los años injustamente encarcelado?, exhiben sus lados humanos, se desgarran del alma que no muestran en la territorialidad y ante los dominicanos en similar situación. Parece que eso solo es bueno en el extranjero y sus sistemas.
En días pasados la casi totalidad de los medios de comunicación de la República, las redes incluidas, trataban el caso del ex embajador Donni Santana, enjuiciado y condenado por la presunta violación de su hijastra harán ocho años.
Desde entonces han transcurrido siete años de cárcel, un derecho nacido en la ley 113-21 que se pretende desconocible, tres traslados de cárceles, malos tratos de sus carceleros, una maestría cursada, un divorcio, la extrema pobreza causada a sus hijos hoy desterrados, la separación de estos por causas económicas, más malos tratos de la sociedad, videos de la presunta víctima afirmando que jamás fue violada, un viaje previo de ésta al estado de La Florida en Estados Unidos donde fue certificada Virginalmente Intacta por facultativo médico especialista, sí, jamás tocada, y muchos llantos y tristeza de una joven mujer que nadie quiere escuchar, y llantos y tristezas de los hijos del condenado, quienes siendo niños aprendieron de injusticia y desesperanza, años de pocos amigos y mayores traiciones, de garantías retiradas con cargo a la presión mediática, de tormentos y agobios y tristeza y aflicción de un preso vilipendiado que no es José Ivó, que no tiene chance de ser reivindicado aunque Dios descendiera a mostrar las irrefutables pruebas de inocencia.
Todos sus males iniciaron con la actitud cuasi ególatra de quien, al saberse inocente, procura ser potabilizado por el sistema. El triste ingenuo confío en una objetividad que reside en letras constitucionales y que padece de enfermedad contagiosa, está en cuarentena, y él, motorizó la investigación que, certificado médico, de legista sin formación en ginecología, halló defloraciones que años después un verdadero especialista no encontró. El único caso en la historia de la humanidad de himen rebrotado y reintegrado.
Y en la cuarta República de sindicaciones y epítetos que incluyeron el calificativo de pederastra, violador, gritado en editoriales del Diario Libre, priorizando esta noticia a la importancia de un desfalco multimillonario a la salud de todos, que tuvo por igual mayor atención que los cientos de muertos de infortunios evitables, y otra centena de asesinados por policías en defensa ajena, fue capaz de sustituir a todas las operaciones con nombres creativos del Ministerio Público, incluido el Doble Encierro y Secuestro de Penados. Donni Santana fue la noticia evasiva, azuzada por el poder para evitar que se socave al poder.
La noticia jamás fue trending en redes, pero fue primera plana de medios tradicionales. “Una ley venial había puesto a un violador, a un depredador en la calle”. No hubo nada ilegal en la decisión, se basaba en el espíritu de presunta justicia penitenciaria de la norma. “Otra vez los malditos legisladores creando leyes para favorecer a los delincuentes”. Poco importa que esté acorde con las pautas mínimas internacionales para el tratado de los penados y la salvaguarda de los derechos humanos. Coño no, eso no va, no puede ir, poco importa que las víctimas directas consientan, yo, Estado, estoy por encima de sus debilidades humanas y su dejadéz.
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Llamadas a los programas, programeros, opinadores y periodistas, envíos de las pruebas de inocencia, prédicas y súplicas de que escucharan la otra campana, y solo Elvin Castillo, Alfredo de la Cruz, Danira Caminero y el equipo matutino de VTV-Panorama y muy pocos otros prestaron oídos. A casi nadie más interesó ver las pruebas. “Estas pruebas de inocencia absoluta podrían confundir a las personas”, podrían develar lo develado y el interés de un tema como, cual un periódico de ayer, de meses ha, de leyes aplicadas bien, podría ser visto como lo que verdaderamente es.
Tomé el teléfono al escuchar un programa radial donde se dibujaba lo que el poder quería, con trazos falaces bosquejados. “Te envío el video, ahí están las pruebas, lo probado no fue probado”, hay una deuda de justicia. “Amigo, amiga periodista, te remito las pruebas, ahí está la falacia desnudada”. “Por favor, por favor. No me envíes nada amigo”. Y sufrí, y lloré, viéndome víctima posible de una falacia sostenida por el estado y sin el auxilio de la prensa. Sólo, absolutamente sólo y sin esperanzas, salvo el Panorama que abrió a un juez bueno, impoluto, ejemplo de entereza y justicia que alzó su voz para luego ser acallada por la callada que interesaba al gobierno.
Un hombre, solo es hombre si la prensa es objetiva, de lo contrario es instrumento o cordero para sacrificios interesados. ¿Acaso la adquisición de medios se da con la sola intención de manipular la información? ¿Es ese el poder cuarto, el de la prensa? Anuncian otro muerto en intercambios de disparos, ¿Puedo ser yo? No, aún no soy yo. Al menos este muerto no será condenado falsamente como José Ivó y Donni Santana, tampoco será liberado por el sistema al notar su error, pero quizá, a pesar de muerto, pueda ser manipulado, transfigurado interesadamente en su historia, y hecho miembro post morten de una transacción de drogas o de armas, como alias el Chucky o el barbero que abría, por última vez, su barbería en Santiago.
EPD-RD.
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